Friday, June 02, 2006

Editorial




"[...] La boruca que venía de allá abajo se salía a cada rato de la barranca y nos sacudía el cuerpo para que no nos durmiéramos. Y aunque queríamos oír parando bien la oreja, sólo nos llegaba la boruca: un remolino de murmullos, como si se estuviera oyendo de muy lejos el rumor que hacen las carretas al pasar por un callejón pedregoso..."

El llano en llamas, Juan Rulfo


La boruca es el grito de guerra final que lanzan los hombres cuando ya no hay más tiempo, cuando el enfrentamiento es inminente, cuando el miedo se apodera de sus cuerpos, cuando saben que la guerra es actual-real. Y es éste grito, la boruca, la que exhala el miedo e inhala valor. Una palabra muy mexicana que fascinaba a Rulfo.

Y es precisamente con este grito que, los diriguimos éste proyecto editorial, nos sentimos identificados. Boruca nace en octubre de 2005 con la esperanza de contribuir, sin vanidad, a la formación con información de jóvenes universitarios --que como nosotros-- tenemos ideas, emociones, ambiciones, expresiones artísticas, apreciaciones estéticas, sensibilidad poética, motivaciones, inconformidades, grados de disidencia, de rebeldía, de deseos sustentados en la pasión y la razón. Es necesario informarnos para defender en lo que creemos, descartar de una vez la indiferencia que hemos dicho y ejemplificado hasta sus últimas consecuencias. No seguir manteniendo contacto con lo inerte, con lo hueco, con lo inmóvil, con lo inhabitado. Expresar que aún nos intriga la pasión de conocer y el delirio de esperar.

Creemos en la calidad literaria y la claridad intelectual, en la libertad política y la democracia, en la justicia, la igualdad, creemos fervientemente en la defensa de los derechos humanos y en la lucha contra el prejuicio y contra los autoritarismos de derecha e izquierda. Es sobre éstos valores que fincaremos mes a mes nuestra proyecto.

En
Boruca ejerceremos la crítica (y la autocrítica) cultural, literaria y política sin complacencias: fundamentada, imaginativa y razonada.

Ésta revista no es en el fondo más que una conversación. Hoy comienza la nuestra contigo. Pero una conversación no es un monólogo. Para que éstas letras y éstas ideas vivan, crezcan e iluminen te necesitamos a tí. Para que se convierta en una verdadera boruca. Vivir el hoy, pero nunca saciarnos del ayer.

Tierra de guerreros














Por José Víctor Rodríguez Nájera*


En un duro golpe para la sociedad mexicana se convirtió el paso de los huracanes Stan y Wilma por tierras mexicanas, principalmente en entidades como Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Hidalgo, estado de México, Nuevo León, Quintana Roo y Yucatán.

Paradójico, pero a vísperas de celebrar el día Internacional de la Alimentación miles de paisanos mexicanos carecían de insumos suficientes para satisfacer la necesidad primordial y básica, la de comer. Todo, a consecuencia de la mala organización de las diferentes autoridades mexicanas.

Para el caso de Stan, el gobierno federal no tardó en activar el plan de emergencia DNIII y de ocupar el dinero destinado a estos eventos, los de desastre. Autoridades como el Ejército, Protección Civil, Cruz Roja o Marina, todavía no llegaban a las zonas aisladas principalmente de Chiapas, y Vicente Fox ya festejaba la creación de un Gabinete de reconstrucción, cuando la fase de búsqueda, de reconocimiento y evaluación de los daños no terminaba todavía, cuando en ese instante, miles de personas solicitaban alimentos y ayuda médica, a través de los medios de comunicación que llegaron más rápido a los poblados aislados que las propias autoridades.

Para el caso de Wilma, toda actividad de entrega de víveres, servicios médicos y seguridad se destinaban a principalmente a los turistas que estuvieron varados en el lugar; mientras que la autoridad mexicana se centraba en ofrecer resguardo, y seguridad, a las sucursales de los grandes comercios, cadenas de hoteles, supermercados y restaurantes, para que no fueran saqueados por la población a la que identificó como “vándalos”.

Por su parte, el Presidente —el mismo que ofreció solucionar el problema guerrillero en Chiapas en 15 minutos— no dejaba pasar la oportunidad mediática para llamar la atención y reiterar “sus” acciones ante el desastre: activar una cuenta bancaria para depósitos de dinero, ofrecer alimentos, medicinas, regalar cobertores y habilitar escuelas como alberges provisionales. No dejaba la oportunidad de aparentar que él es útil, que da órdenes, que ofrece soluciones, que mueve aquí y ofrece allá, que es un (supuesto) líder.

Cuando Fox mencionó, en el caso de Stan, que “prácticamente ya está controlada la etapa de la crisis, de la contingencia, ya abrimos las mesas para la reconstrucción y ya se está registrando la gente”, ¿lo mencionó en serio? Que iluso de su parte pensar que la tragedia puede ser superada con el hecho de tener una relación de los damnificados. Al parecer, Fox Quesada no ha dejado el papel de candidato a la presidencia (año 2000).

No basta con estar físicamente en los pablados o en las cabeceras municipales, en el centro de Cancún en Yucatán, en Chiapas, en Oaxaca, bien sentencia el dicho mexicano “mucho ayuda el que no estorba” y eso debería hacer: no estorbar. No basta con estrechar la mano a la población, sonreír para que le tomen la foto o posar para la televisión.

Al golpear Wilma a México, el gobierno y los medios de comunicación electrónicos se olvidaron de la gente en Chiapas, y es probable que en este instante continúen requiriendo ayuda elemental como alimentos, medicinas y ropa.

Nuestra memoria histórica marca que cuando la población se encuentra en momentos críticos de desastre y las autoridades no logran ofrecer pronta respuesta, los propios paisanos se organizan, trabajan y subsisten, porque saben que no recibirán ayuda, porque saben que ellos mismos tienen la responsabilidad de apoyarse, de poner nuevamente de pie sus casas, de organizarse para alimentarse y atenderse médicamente.

El presidente Fox olvida que hace poco se enteró que hay poblaciones del país que no cuentan con servicio de energía eléctrica; es más, que confesó que es más fácil dirigir una empresa de bebidas refrescantes que administrar un país, por eso invita a la reflexión: “no tiene la más remota idea de que él, Vicente Fox Quesada, preside la administración, organización y distribución de los bienes de la República.

Todo confirma que el gobierno del “cambio” se distingue por la falta de cultura, de prevención, de propuesta, de soluciones, de acción, de dinamismo, por ser el que comete más de dos veces el mismo error; por ser quien resguarda los intereses empresariales anteponiendo los de la sociedad, los del puebo.

Algo extraño pasó en la historia de nuestro país, cuando era un honor ser parte de los guerreros tigre o águila, porque ahora cualquiera lo preside, por eso —a manera de mofa— en su último libro Ríus se propone como candidato a la Presidencia de la República, ¿y yo porque no? Se preguntaba.

Todo indica que México no ha dejado de ser dirigido por un mismo partido político. Confirmo, México cumplió ya, 75 años de ser administrado por los mismos. Ah, cuidado la temporada de huracanes no ha terminado y amenaza gama.


*Alumno de la licenciatura en
Comunicación de la FES Acatlán

El sistema político mexicano


El renacimiento de la imaginación, lo mismo en el dominio

del arte que en el de la política, siempre ha sido preparado

y precedido por el análisis y la crítica. Creo que a nuestra

generación y a la que sigue, les ha tocado este quehacer.

Octavio Paz




Por Gonzalo Montes de Oca*


A 95 años del inicio de la Revolución Mexicana, es imprescindible hacer un balance sobre el sistema político, para conocer la situación que tenemos hoy en día y poder determinar los mejores caminos hacia el futuro.

Por tanto, entendemos como sistema político, al conjunto de roles en los que los diversos elementos forman un conjunto ordenado e interdependientes unos de otros, todo ello, con relación al poder político, es decir, a las decisiones fundamentales, generales y trascendentales, que toma un grupo determinado de la sociedad —élite política—.

Esta definición aceptada por los diversos autores que estudian el sistema político, se refiere a lo que se encuentra establecido en un momento histórico determinado, política, económica y socialmente, tal es el caso, del sistema político que creó Porfirio Díaz, y que indudablemente, la Revolución Mexicana transformó radicalmente, prueba de ello, es lo contenido en la Constitución Política que entró en vigor en 1917, donde se inauguran las nuevas reglas para el juego político de las élites del poder, asimismo, se establecen las garantías individuales que velarían por cado uno de los mexicanos y los derechos sociales que regularían los intereses de los grupos.

Así, encontramos el derecho a la educación, el derecho de igualdad entre hombres y mujeres, el de la libre manifestación de las ideas, el de la inviolable libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia, el derecho de petición, el de una vivienda digna, el de asociarse, el derecho a un trabajo con un salario suficiente para cubrir nuestras necesidades más vitales y para desarrollarnos en todos los aspectos, entre otros. Por otra parte, encontramos las formas y reglas que en su conjunto son la estructura política del Estado Mexicano, la cual, es la base donde se desarrolla la dinámica política.

Esta dinámica política, estableció prácticas muy peculiares de organización, tal es el caso del presidencialismo, donde el Ejecutivo Federal era quien decidía absolutamente todo y por ende, los otros poderes, el Legislativo y Judicial, se supeditaban a lo señalado por aquel, otras prácticas en el sistema político mexicano, fue el llamado corporativismo, que es una forma de controlar la organización social para subordinarla.

Esto hizo que el sistema político, se caracterizara por un autoritarismo exacerbado, independientemente de que en términos formales o legales, se tuviera un sistema democrático, que más bien ha servido como blindaje a todo ese conjunto de roles autoritarios y de control férreo que tiene la élite en el poder.

Dicho autoritarismo, generó una crisis en el sistema político, cuando los excesos provocaron un sin número de contradicciones, que difícilmente se podían subsanar sin cambiar las prácticas que hasta el momento caracterizaban al sistema. Fue así que comenzó el proceso real para disminuir el autoritarismo y para la democratización, es decir, el hecho en el cual, la sociedad a través de reglas perfectamente establecidas, elige a sus representantes sin que existan de por medio fraudes electorales, ni prácticas que dañen las decisiones de la sociedad. Sin embargo, se estaba lejos de esto y fue a través de un proceso largo que inicio en los ochentas y que en la actualidad continúa, el que ha generado un número importante de cambios en nuestro sistema político.

Por lo tanto, dos resultados trascendentales de este proceso, es la reducción —más no la eliminación— del autoritarismo y como consecuencia de esta reducción, una mayor democratización y transparencia con relación al poder político.

En la actualidad, nos encontramos según las palabras de Gramsci, en una situación en la que “lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer”, esta frase que señala José Carbonell en su libro y que retomamos para sintetizar lo que ocurre actualmente en el sistema político, nos da a entender, sustituyéndola, que no terminamos por enterrar las prácticas del sistema político que legamos con la Revolución Mexicana, que las élites en el Poder, incluyendo las “nuevas”, se rehúsan a poner fin al autoritarismo, a la corrupción y a todas aquellas formas de organización e institucionalización, que hacen disfuncional el sistema político, tal es el caso, de la desigualdad social, producto de la inequidad en la distribución de la riqueza y en la falta de empleos, así como la carencia de espacios educativos para todos, o la poca calidad del sistema de salud de los mexicanos, o la falta de resultados eficaces por parte de las Instituciones del Estado y por si esto fuera poco, las arbitrariedades de las élites políticas con sus exorbitantes salarios o las prerrogativas millonarias que recibe cada uno de los partidos políticos, y para rematar, el enriquecimiento misterioso e ilícito, de nuestros gobernantes.

Pero no es todo, también tenemos una responsabilidad como sociedad y como universitarios, ya que en la medida en que nos organicemos para exigir nuestros derechos fundamentales y tomemos un papel más consciente y activo, lograremos terminar por completo con aquellas prácticas autoritarias que han querido sepultar a la sociedad mexicana. Es momento de reivindicar aquellos principios emanados de la Revolución, además de todo, son principios que forman parte de nuestra Carta Magna y por ende, es obligación de todos los mexicanos hacer que se respete la Constitución. Esa será la mejor celebración que podamos hacer en el 95 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, esa es, la mejor forma de rendir homenaje a todos los caídos, que lucharon por un mejor futuro.

¡Viva el derecho a la libre manifestación de las ideas!


¡Viva la libertad de escribir y publicar

escritos sobre cualquier materia!

¡Viva el derecho de asociarse!

¡Viva México!


* Alumno de la licenciatura
en Derecho de la FES Acatlán

Sobre la necesidad de leer poesía en voz alta


El estruendo de los desporticadores ensordece a los críticos

Fernando Savater



Desde que empecé a escribir poemas me pregunté

si de veras valía la pena hacerlos:

¿no sería mejor transformar la vida en poesía

que hacer poesía con la vida?

Octavio Paz



Por Alejandra Niño Gutiérrez*


Una de las cosas que hacen importante a México es que sus poetas hayan andado por aquí. Ellos, que no tenían presunciones que los enredaran en la timidez o la soberbia, dijeron sus versos.

Pero, si la palabra no leída no acaba de ser palabra, ¿la palabra no leída en voz alta qué?

Una de las primeras dificultades consiste en que se cree que la poesía es improductiva. Que carece de utilidad. Que... no sirve para nada. Tienen razón. “La poesía no sirve para nada, salvo para vivir”, dice el poeta venezolano Eugenio Montejo.

Otra sería el exponernos a la crítica por “leer poesía”. Y más en voz alta. Existe cierta gloria en no ser comprendidos”, dijo Baudelaire.

Otra dificultad es la de valerse de la propia voz para decir los versos. Aparte de que se tenga o no buena voz (que no siempre se tiene), o de que se sepa o no leer en voz alta (que no siempre se sabe), la lectura llevada a cabo por otro, en voz alta (si sabe leer), hace más natural la expresión de los versos.

El verso es para leerlo con voz alta. Supongo que los versos se presentaron a los poetas con voz. Con una voz que nadie más conoce. No la que no reconocemos al escucharnos por primera vez en una grabación, ni la que escuchan los demás y nunca conoceremos, porque las grabaciones son espejos imperfectos, y, en el mejor de los casos, espejos que requieren de un tercero que nos diga, en efecto, que ésa es nuestra voz. La que sí conocemos, es esa voz interior, físicamente incomunicable, que nunca nadie más conocerá (ojo: tenemos tres tipos diferentes de voces, razónalo), ésa es la que escucha el poeta al escribir, y la que rige, así, la hechura musical del verso. Lo cual no quiere decir que los versos alcancen plenamente su valor sólo con esa voz, es decir, por el poeta. Sino que el respeto a esa voz desconocida se impone de algún modo cuando se lee bien, como al interpretar una partitura se puede producir una música fiel a otra nunca escuchada.

¿Qué pasa cuando lees un poema en voz alta y te escuchan? Puede pasar que seas un mal intérprete. Pero puede pasar algo peor, tratándose del verso, escrito con frecuencia en primera persona. Si el que lo lee dice en voz alta los versos, escenifica la tendencia a confundirlo con su primera persona. La cosa puede tomar un aire equívoco de una confesión intima que es una confesión pública. Este equívoco, si no es buscado y logrado como un recurso frustra la obra (y al lector, por supuesto). Claro que puede suceder que el lector en voz alta utilice al personaje como medio de expresión. Y esto, de ninguna manera es un equívoco.

“La auténtica lectura es en voz alta”, dice el poeta mexicano Gabriel Zaid. Aunque al escucharlo también implica crédito a lo que no se sabe. Disposición. Apertura para ir escuchando algo que quizá nos defraude, o que milagrosamente, nos exprese. Ese crédito individual puede llegar a ser colectivo: el público, el conjunto de ellos consagra a un autor, le da crédito literario, espera anticipadamente de él, con predisposición favorable lo que no se sabe.

La lectura no debe estar limitada a la lectura en voz baja e individual. Es como, por ejemplo, si en México surgiera el mejor rejoneador del mundo: su obra sería opaca y no gozaría de crédito si el público no sabe apreciar más que el toreo a pie.

En fin, creo que el hecho de leer poesía en voz alta no es ocioso. Es la tensión de dos que se buscan. Que se hablan sin conocerse, pero que no se quieren engañar. Que se exigen. Es la tensión de un crédito que se da de antemano a lo que no se sabe. Que se puede retirar en cualquier momento. Es la decepción o la felicidad de encontrarse en una claridad habitable. En una comunidad consigo mismo como otro, y por lo tanto: con todo lo ahí comunicante.



*
Alumna de la licenciatura en
Derecho de la FES Acatlán

Al estilo priista





Por José Duque*

La vida política institucional de México —después de la Revolución de principios de siglo— necesariamente comprende la aparición de un partido político (aunque en su vida haya tenido tres nombres) que en algún momento de la historia mexicana fue amo y señor de todo lo que se considera territorio nacional.

Para nadie es secreto que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) controlaba los tres poderes de la unión, las gobernaturas de las entidades federativas, con sus respectivos poderes locales, organizaciones campesinas, obreras y populares. Para nadie es secreto que el PRI perseguía y reprimía hasta con la muerte a los disidentes, incluso a los que integraban sus propias filas. El PRI ejercía el poder de forma absoluta, como lo describe Vargas Llosa en Dictadura Perfecta mismo que se basó en tener quien ocupara la silla presidencial como arbitro, jefe, líder o juez; al cual todos se plegaran mientras durara en la silla.

Pasaron muchas cosas, el priismo comenzó a perder gobernaturas, sufre una gran escisión a finales de la década de los ochenta, aparecen dentro de la política institucional nuevos actores que reclaman espacios de poder para si mismos, y de repente un día, las huestes priistas ya no tienen a su abanderado ocupando la silla del poder; el partido político otrora todo poderoso, había pasado a ser oposición institucional.

Ya sin jefe máximo los priístas empiezan a hacer política y como al parecer la clase política de este país (es decir, no sólo el PRI sino todos los demás partidos políticos con registro oficial) entiende Hacer política como buscar la forma de obtener poder sin importar ningún tipo de principio, inician los espectáculos de golpes bajos, fuego amigo, etcétera. Como el que han venido brindando el señor de las filtraciones con el señor de los depósitos y también con la Picasso de la política.

Es cierto que el PRI demostró en las elecciones federales de 2003 que entre los partidos con registro nacional es fuerte, pero el problema viene cuando los partidos políticos ya no están representando los intereses de la sociedad mexicana, y mientras sea así los enfrentamientos internos y entre partidos no pueden tomarse más allá de meros enfrentamientos por los cotos de Poder que se pelean en las alturas políticas de este país; confrontaciones que les resultan ajenas, tal vez incluso, a las bases militantes de dichos partidos.

Si los mexicanos esperamos que la solución a los grandes problemas del país va a llegar de manos de los políticos que hoy se muerden y desgarran y en otro momento pueden sacarse la foto juntos (como a final de cuentas pasó entre Madrazo y Montiel) podremos esperar toda la vida y seguir esperando aún más. Pero si empezamos a buscar la forma de organizarnos, buscando caminos y un futuro mejor, seguramente todo lo que vivimos hoy algún día será un irrisorio recuerdo en la memoria nacional.


* Alumno de la licenciatura

en Derecho de la FES Acatlán

De ciertos buscadores





Por Everest Landa*

Emerge de un túnel luminoso a la oscuridad de los días que se siguen un paso tras otro. Entonces todos son ojos inflamados de luz escarlata, le pasan por los lados como moscos recién comidos, zumban como moscos; hay otros gordos y terrenales como moscas.

Buscador de mujeres como de tesoros. Pirata sobre su nave de sed, de maderos maternos, velas de renovación. Negocia mapas antiquísimos en recovecos de lagos verdes y nativos; los revisa a detalle: los huele, les mira cada trazo y leyenda, los agita en el aire para escucharlos (de su fragilidad-resistencia, de sus aromas-pestilencias, de sus tangibles desfiguros depende su búsqueda o abandono). Parece no tener predilección por ciertos mapas, sólo evita los que tengan una sola ruta de descubrimiento, esos nunca.

Ha ido en busca de aquellos que huelen a garza o a montaña, los de tinte tosco y sin nombre, los que suenan a guerra o a lacios tiempos, le encantan las combinaciones. Resulta una especie de cocinero tuerto.

Ha surcado mares árticos, espesas sabanas, cuevas claustrofóbicas. Ha encontrado oro, nueces, trozos de nube, en cofres y frazadas empapadas de estrellas y lodo. Para llegar a los tesoros ha tenido que abrir el aire espeso con hachas, dinamitado algunas leguas de hiel, perforó las aguas muy hondo.

En las aventuras lo acompaña algunas veces su hermano. Es flojo, o más bien guango: incierta la corbata, gelatinos los gestos, lagrimeras las manos, y tiene un recubrimiento que le empareja el alma en una inocencia fatídica que da gusto no conocer bien. Todos tenemos una planicie.

También le gustan los tesoros, o las mujeres, pero no como a su hermano. Teban el Guango, lo acompaña porque le fascina desgastarlos con la mirada, a punta de lamidas pupilantes. Da la impresión de ir por no tener nada mejor que hacer con su vida.

Teban no pasará a la historia al igual que su hermano. Es más, sepa si la suerte le tendrá algún tesoro para él. Dice que aún no está preparado para administrar algo de tal calibre. Quizá no quiera tener los tesoros que su hermano encuentra; aunque el brillo de cinco soles le fulguraron los ojos cuando conoció el tesoro nube.

Pasaron edades enteras y a medias. Una vez, entre el día de focos, el gran pirata miró a un mapa tesoro, o a una mujer, éste le notó el tiempo en los restos de uñas alrededor de la boca. Tomó el mapa de una orilla y se lo llevó a toda prisa. Teban el Guango vio el mapa hondeando de la mano de su hermano, hondeando.

El guango los dejó ir por el mar de hoyos negros, sombreados por la Historia. Fue a buscar el tesoro nube. Cuando lo vio (mejor dicho, la vio) se quitó la corbata y todo lo demás. Quedó una gelatina empapada y enamorada de la lluvia. La nube había empezado a escampar antes de la llegada de el Guango. No hubo Historia de los que se llovieron.


* Alumno de la licenciatura
en Comunicación de la FES Acatlán

Tendremos que despertar

—Mujer de mirada triste: ¿Dime que ves en las velas, son espectros de la noche o son flores de la tierra?—

Julie Sopetrán




Somos mortales

todos habremos de irnos,

todos habremos de morir en la tierra...

Como una pintura,

todos iremos borrando.

Como una flor,

nos iremos secando

aquí sobre la tierra...

Meditadlo, señores águilas y tigres,

aunque fuerais de jade,

aunque fuerais de oro,

también allá iréis

al lugar de los descansos.

Tendremos que despertar, nadie habrá de quedar.

Netzahualcóyotl (1391-1472)



Por Abril Romero Medina*


Los días de muertos del México de hoy descienden de una concepción prehispánica, de una concepción que señala que la vida y la muerte son un sólo proceder, la muerte no fue para nuestros antepasados la verdad incómoda que las familias mexicanas contemporáneas, muy a la europea, deciden no incluir en la plática de la comida, si es que la televisión aún permite a algunas conversar de cuando en cuando…

Decía pues, que era en aquellos días de los sacrificios humanos una verdad que lejos de intimidar, bastante gusto producía, pues era entendida como la “prolongación de la vida en la muerte”. Pero luego, mucho luego… Hoy, la concepción de la muerte, también globalizada, ya no nos permite vislumbrar el por qué del gozo, de las risas y de la fiesta que produce la consumación de la vida de un ser amado y que, aunque es verdad que el motivo de la fiesta es un reencuentro, el presupuesto de todo esto es una muerte, y es que sino se entiende esta fiesta con la simbología prehispánica estamos muy lejos de encontrarle algún sentido a esta tradición… Tendríamos que deshacernos de muchos dogmas, de concepciones sociales muy arraigadas, arraigadas por una estructura económica que genera más ganancias apostando por la idea de hacer ver a la muerte como el punto final de los finales y omitiendo esos otros dos puntos que los creadores mesoamericanos de dicha tradición veían como suspensivos en la muerte… Y es que muerte, entendámoslo, no era hace 500 años el remate de nuestras vidas, tal vez de la vida física de un ser humano, pero no la del espíritu, la del alma, y tal vez sea por eso que nos es difícil entenderlo si consideramos que poca ó ninguna idea tenemos del valor del espíritu y de la verdadera trascendencia que tiene este en el mundo… Decían los antiguos “que la muerte era un cenit, pasábamos a formar parte del mundo de otra forma, ahora, ya éramos viento, tierra, agua, todo… Y son éstos, que ahora los son todo, quienes regresan una vez al año guiados por un camino de cempasúchil, atraídos por las luces de los cirios a llevarse la esencia de su comida, esa, la que mas les gustaba cuando eran hombres, a beberse su vino o su agua, a mirar a su gente a la que todavía, espero yo, aman.

Tal vez ya no podemos concebir la muerte como lo hacían ellos, por aquello de que “el pensamiento no debe tomar asiento”, pero aunque llegáramos a pensar en la muerte como en la transformación de un ser humano a viento, agua, fuego o tierra, la verdad es que no volveremos a ser nunca nosotros, la verdad, es que un día “todos despertaremos“ y sería bueno pensar que la vida es un sueño y dedicarnos a soñar y a vivir.



*Alumna de la licenciatura
en Derecho de la FES Acatlán

Sobre el cuerpo vendido y violentado








Por Renato Ortiz Olvera*


Comienzo este ensayo describiendo mi forma de mirar. Es, en ocasiones, una mirada nauseabunda, otras tantas pesimista y decadente. Mirada que situada como detrás de un cristal imaginario, desde el que desarma los cuerpos construidos en las tramas de micropoderes casi ocultos, refiriendo a estos poderes de lo social y su complejidad, mirada desde la que me es imposible hablar de objetividad y mejor aún me resulta más fácil reconocer mi subjetividad, mis “debilidades” en tanto sujeto.

Una vez aclarado el enfoque, oso dar el primer paso al terreno del cuerpo, del cuerpo humano subjetivado, el prisionero de eso más grande que han denominado algunos como alma, que rebasa lo interno y se constituye en la imagen externa y con los otros.

El cuerpo está subordinado a los micropoderes sociales y es visto como objeto. El cuerpo aún en el retiro, en la intimidad de una habitación acolchonada pertenece a los otros, a los demás (de los más). El cuerpo yo lo miro como un objeto, que es preparado para venderse y sólo en esa venta es posible su existencia. Y no es sólo mi punto de vista, también es el punto de vista de las teorías sobre la imagen pública, o la apariencia o la comunicación no verbal, “saber venderse requiere cierta preparación”, que es posible gracias a la infinidad de cursos para tal fin, libros, revistas, medios electrónicos, etcétera.

El cuerpo-objeto —como un vegetal en el supermercado— debe presentarse fresco y debe producir antojo o el deseo de poseerlo e incorporarlo, o corre el riesgo de ser abandonado y por lo tanto corre el riesgo de perecer en la podredumbre.

Los sujetos buscan, y aquí radica su importancia, cuerpos y al mismo tiempo buscan ofrecer sus propios cuerpos. Para tener “éxito” en su empresa educan su cuerpo, lo lavan, lo alimentan de determinada manera, lo peinan, lo depilan, lo modifican, lo abandonan por partes, los recuperan en fragmentos, lo visten, los copian, los maquillan, los operan, y por último los ofrecen para que sean deseados, comprados, utilizados, maltratados, vueltos a ser educados, para una vez más y todas las posibles, succionados, poseídos.

El cuerpo-objeto en las infinitas e invisibles tramas sociales es expuesto en un mercado, como lo hace un pez-pescado, para una vez que ha seducido el ojo del otro es observado, tomado y abierto, y destripado por la manos del otro, tragado y digerido.

Pero a pesar de la manera grotesca en que escribo esto, a pesar del lenguaje y otras instituciones de las que es difícil escapar, el cuerpo es lo que tenemos más cerca de uno mismo, lo más cerca del otro, lo que posibilita relacionarse, lo que vive y muere. Por eso el cuerpo es utilizado en múltiples y sutiles formas de dominación y sometimiento. Otras muchas ocasiones, es objeto de prácticas grotescamente violentas y de aquí me surgen algunas preguntas:

¿Cuánto soporta un cuerpo la violencia del otro?, ¿cuánto debe soportar un cuerpo la violencia del otro?, ¿cuánta obligación tienen las instituciones de proteger a un cuerpo, frente a la violencia ejercida por algunos?


*Alumno egresado de la licenciatura
en Psicología de la UAM-Xochimilco

Hoy (poema)








Por Ilich V. Flores Bravo*







Hoy no sé ni tu nombre

ni reconozco la marca de tus dedos

ya no coincido con la mirada de cisne

que tantas veces guardaste en mi garganta

Quisiera

más no puedo

Quemarme

en la rosca de cabellos de tu nuca

Ni en la hoguera de agua seca

de tu voz

Las palmas de las manos me sangran

porque quise cortar la piel

que las unía a tu espalda y a tu cintura

y

a pesar de todo

no invoco ni construyo nichos

mucho menos busco epitafios que sellen mi tumba

Hoy

Estoy vivo de ti

y muerto de todo lo que me hace latir el pecho

Hoy me prendo fuego

para calentar tu intensidad de fiera

de águila con alas rotas

Hoy

Me arranco todas las plumas que me nacieron

al querer volar

Porque prefiero ir a pie

por el sendero que cada vez me acerca más

a tu distancia de encuentros rotos

* Alumno de la licenciatura

en Derecho de la FES Acatlán

Respecto algunas recomendaciones



Por Alfonso Hernández Gasca*


Luego de de estar tan cerca la huelga en el sindicato del IMSS, y que a final de cuentas no se llevó a cabo, es una calma. El arreglo al que llegó el sindicato, es un arreglo que de inicio ni los trabajadores saben con certeza en que consiste. Es cierto que desde el primer momento sentimos un alivio al saber que hubo acuerdo entre ambas partes, pero al enterarnos en qué consistió la negociación y bajo qué circunstancias se dio, no podemos quedarnos así.

Haciendo un poco de memoria, recordamos que el director del IMSS fue destituido por el Presidente de la República, después de un fracasado intento de llevar a cabo las reformas al organismo, esto nos lleva suponer que talvez, ahí hubo alguna negociación, que pudo haber consistido en quitar al director del Instituto a cambio de aceptar las condiciones que se estaba planteando, pero independientemente de esto, la negociación fue algo avasallador. Aumentar la edad de retiro, el tiempo de servicio, el porcentaje de las aportaciones para el retiro (por parte del empleado), son reformas que abren la brecha para que empiecen las reestructuraciones dentro del ISSSTE en el caso más apremiante por el momento, así como en los demás dependencias gubernamentales que tienen sistema de pensiones y retiros.

En verdad hace falta una reestructuración de todos estos organismos debido a su gran carga y déficit fiscal que tienen, pero también hace falta voltear la mirada un poco atrás para preguntar y saber qué pasó con todos esos años de aportaciones que hicieron aquellos que estuvieron, y están, cotizando, es pedir una rendición de cuentas, dónde están todos esos fondos, quiénes los gastaron, en qué los gastaron y bajo qué consignas. Hace falta exigirle cuentas a esas viejas administraciones y no pretender el borrón y cuenta nueva, es necesario saber qué pasó y fincar responsabilidades.

Por otro parte, dónde queda esa responsabilidad social que tiene el gobierno de ver por le beneficio de los sectores sociales más importantes, que es la población productiva. Dónde queda esa responsabilidad del sector patronal, es cierto que se necesita salvar al IMSS con urgencia, pero esa no es labor sólo de los empleados, ahí también interviene el gobierno y los patrones, que tienen que asumir su responsabilidad y entrarle también al quite para salvar a la institución. Por lo visto, al secretario general del sindicato no le interesa eso, él se olvidó de sus representados; el gobierno de muchas cosas más, pero de lo único que no se ha olvidado, es de las recomendaciones que ha venido haciendo durante todo el sexenio la OMC recomendaciones que ha realizado con el objetivo de abrir sectores paraestatales a los capitales privados, y que el gobierno Foxista no ha podido implementar afortunadamente, pero que ha sido su lucha constante, es por eso que debemos recordarle al gobierno que lo que está haciendo no son soluciones reales, sino calmantes, los cuales son sólo eso.

Hasta el momento se han hecho varios planteamientos de expertos en la materia y donde se proponen proyectos muy viables para rescatar al sector, y los que han sido ignorados por las tres partes que intervienen en esto. Para resolver este tipo de problemas hay que hacerle caso a las soluciones técnicas, soluciones que procuren el beneficio de las mayorías, hacer a un lado los intereses de partido, hacer oídos sordos a lo que los organismos internacionales dictaminen y afrontarlos desde una visión nacionalista y con responsabilidad social, ya que estas reformas que se implementaron ahora afectarán aún más a los próximos trabajadores del IMSS que serán los que verdaderamente resientan estos ataques a los derechos de los trabajadores.

* Alumno de la licenciatura

en Derecho de la FES Acatlán

"La coherencia como filosofía y del poder de las palabras": Rastrillos








“La música de Rastrillos no es de conciencia. Yo veo a mi banda y digo: ¡somos los güeyes más inconscientes del planeta!. No tenemos una filosofía en especial, pero si debe haber una coherencia entre lo que decimos y nuestras vidas.”

Chino Velásquez, Rastrillos


Por Bang

Para hacer esta entrevista, debo confesar que tuvimos que soportar un tráfico endemoniado, de ésos que casi nunca hay en el DF. El sol a todo lo que daba, cinco personas en un auto, desesperados, cansadas, con la prohibición anticipada de fumar en el auto nuevo de la feliz propietaria (léase, la Cansito). Sedientos —con la resaca del viernes— sin saber exactamente dónde era el lugar. Después de dos horas de trayecto, lo logramos. Llegamos a la casa del Chino Velázquez ubicada en una colonia al oriente de la ciudad de México.

Preguntamos por él, a la banda que estaba afuera de la presunta casa. Por supuesto, el Rojo pregunta por él dando su nombre, y nos dicen: —aquí no vive ese güey—. El Rojo rectifica: —¿se encuentra el Chino—, —ah, el Chino, si, si está—. El Chino viene a recibirnos en compañía de su tres perros: la Luna (¡la perra más chida que he visto!, belleza que radica exactamente en su extrema fealdad y en su flojera permanente), Aika (la perra más encimosa y comprometida con su deber de mascota que he conocido) ¡y Rito, por supuesto! (o “PervertiRito”, como su dueño lo reconoce) y nos pasa a su acogedora, agradable, hospitalaria, atrayente, interesante y refrescante azotea de su casa.

Teníamos algunas preguntas elaboradas, a decir verdad, al viejo mexican style (como diría el Chino) habíamos dejado todo para el último y decidimos que la plática simplemente fluyera. No nos equivocamos. Quisimos empezar hablando un poco de los inicios de Los Rastrillos, más que una fecha histórica, el momento en que nació realmente el deseo, el ideal, el sueño, la banda de reggae.

—Un poco antes del Mundial del 86, en México, viajamos a Chiapas y allá conocimos a un rasta (por lo menos yo lo veía rasta, agrega el Chino) de Nueva York. Se levantaba todas las mañanas, abría su camioneta y ponía a Bob Marley a todo volumen. Ya allá, en Chiapas, me picarón los bichos por todo el cuerpo, y él sacó unos menjurjes y me los untó en el cuerpo... y se me quitó la urticaria y todo. Desde ahí asociamos al Bob con la vibra chida y nos dio curiosidad todo lo que tuviera que ver con él, desde el pedo social hasta el de religión... Nos empezó a envolver. Curiosidad de saber qué se sentiría tocar una rola del Marley y saber lo que se siente decir ésas cosas—.

Óscar le preguntó si es católico, responde —criado católico—, porque es en ésa etapa, la de conocer a Marley y en el momento de la búsqueda de identidad, cuando llegan a él la dudas y los cuestionamientos.

—Pensaba en ése tiempo: chale, también el catolicismo es algo hipócrita y después volteas y ves a éstos negros que fuman mota y hablan de la Biblia y dices: ¡pos se siente chido!, y claro, hay un sentir rastafarista, pero también lees y dices ¿cómo?, te empiezas a cuestionar todo. En esos momentos tuve la oportunidad de viajar a Jerusalén y a Egipto y en ésa dinámica de cuestionarlo todo digo ¿qué pedo con la Biblia? ¿si será cierto?, y ves a todas las religiones peleándose y tirando una pinche vibra a lo pendejo, y uno dice: no, así no es el pedo. O luego conoces a otros rastas que se creen muy rastas y dicen “one love y united”, pero, ¡pinches putos que se vayan a la verga, que se mueran, son el diablo!, y tú te dices: ¿cómo? ¿o todos o no todos? ¿o cómo? ¿los nacos no? Asi, contradicciones, falta de coherencia entre lo que se dice y se hace—.

Y así, entre el descubrimiento de su compatibilidad con el reggae, con las acciones, pero sobretodo con las palabras, el Chino dice

—Cualquier banda mexicana toca reggae, pero, ¡lo cabrón está en las palabras! Lo chido de los rastas y que nos hizo que nos cayeran un chingo de veintes, es que ellos reinterpretaron la Biblia… ¡y el lenguaje! a propósito de lo mismo, de las palabras, ¡de la fuerza de las palabras! Y lo que Los Rastrillos queremos, es seguir esa esencia de los rastas, de estar reinterpretando todo, pero siempre, siendo coherentes con las palabras que decimos y nuestras vidas. Por ejemplo, yo no doy crédito: ¿Cómo se logró salir al espacio exterior? ¡qué pinche tecnología! y que no se qué madre le tienen que poner a la nave espacial de carbono y luego ya ponen una estación espacial, ¡toda una pinche madre cerebral, que para llegar a ése pedo, está cabrón! Y luego volteas a ver al otro lado, todos de la verga, muriéndose de hambre, unos queriendo chingar a otros, ¿qué pedo con la coherencia?—.

Ya adentrados en la charla, Juan de Dios le pregunta que si cree que existe una evolución social, a lo que él responde: “A huevo, hay una evolución social, pero quién sabe qué pedo sea, porque nuestros valores quién sabe qué pedo..., por ejemplo, con el pedo de la infidelidad y nuestras costumbres arraigadas a las de nuestros padres y abuelos, y etc. Nos hacen sentir que hay un mal pedo con eso. La esencia sería ser leal, yo creo que lo realmente importante es la lealtad, ¡la congruencia! Porque por ejemplo, me pongo a pensar: lo importante es que estemos vivos, pero que respiremos... ¡es una pasadez de verga de millones de años de evolución!....y entonces ¿por que lo importante es la lana?¿qué onda con los valores? Yo estoy inmerso en ese pedo de los valores...”

Al cuestionarle su punto de vista acerca de la moral de la sociedad con las drogas, el Chino contesta: “mira, cuando estaba chavo, tenía un cuate que sus papás fumaban mota, y la banda llegaba y le decía: ¡¡¡tus papás fuman mota!!! (pero acá, bastante cisañozo el pedo), y tú veías como sufría. Entonces, yo he tratado siempre que mi hija sepa que fumo mota. Sólo congruencia. Pero, cuando conoces las drogas...a propósito de esto , yo tuve la oportunidad de cuidar a una adicta a la heroína suiza y ves cosas que sólo ves en las películas: una chava que ya no podía estar en sus cinco sentidos, pero, ¡adicta ya a ésos niveles!, y lo más culero de todo es que nos podemos hacer adictos a cualquier cosa, a todo. Por ejemplo, desde hace más o menos diez años, “la piedra” en México ha tenido una recibimiento muy cabrón. A mi no me gustaría que mi hija se hiciera adicta a ésas madres, pero tampoco al chocolate, por ejemplo, en ésa dinámica de que nada más tenga cuidado...no lo sé, es muy cagada la vida, cada vez lloro más...” y sonríe. El Chino, entre otras cosas , tiene una risa chida, de ésas que vienen desde adentro, de ésas que sientes por la vibra, de ésas que te mueven como el viento al agua, su risa viento, nosotros agua. Volteo a ver a mis amigos mientras platicamos con él, también lo perciben. Percibimos sus palabras, el poder de sus palabras, exclusivamente, por su coherencia, por su congruencia.

Seguimos platicando cerca de una hora más, lo siento, me dediqué a escucharlo. Escucho “El eslabón” canción de su nuevo disco “Esfuerzo Universal” y pienso en lo que nos dice poco antes de irnos: “es la dinámica de romper los patrones, o por lo menos cuestionarlos, ¡por lo menos!. Así es la vida: ¡tan exagerado a lo culero y tan exagerado a lo chingón!”

Gracias Chino, vi las estrellas ése día. Gracias Rojo por el conecte, a ti Cansito, a Juan de Dios y a ti Oscar. Gracias por la boruca de ese día.—